Muchas de las personas que estamos estudiando una lengua extranjera podemos desencantarnos de ella en algún momento, pues sentimos que se nos acaba la paciencia o que no vemos avance alguno, o bien, pensamos que no ha habido cambios de cómo nos encontrábamos cuando iniciamos nuestros cursos en comparación al tiempo que ha transcurrido (cuatro o cinco meses después).
En algunas ocasiones, los tutores son quienes ejercen una presión irracional para que mostremos el avance que estamos teniendo, y sí, menciono irracional, porque en ocasiones dicen cosas como: “a ver hijo(a), tradúceme lo que están diciendo en este noticiero” “A ver, tú que ya llevas 5 meses en la academia de inglés, dime lo que están comentando”.
Estas situaciones hacen que el estudiante se sienta frustrado, ansioso, débil, molesto, avergonzado, y otros calificativos más. Por otra parte, los padres sienten que los resultados son inmediatos y efectivos.
La realidad es otra, cuando se estudian lenguas extranjeras se tienen que tomar en cuenta diferentes aspectos para que los estudiantes muestren que realmente están aprendiendo un lenguaje, y que no solamente lo están entendiendo a un nivel gramatical, sino comunicativo.
Entonces se tienen que tomar en cuenta algunos factores importantes, entre ellos: cómo se está aprendiendo la lengua, o bien, si se está aprendiendo a hablar la lengua. Si se le está enseñando al estudiante de manera significativa o se le está enseñando a únicamente decir enunciados. También es importante dedicarle el tiempo necesario para llevar a cabo la producción oral del estudiante y no solo otorgarle unos minutos para hablar. Finalmente, es pertinente saber si el estudiante realiza las tareas que se le asignan o si dichas tareas están orientadas a la comprensión de ciertos niveles comunicativos, etcétera.
Cuando una persona decide estudiar una lengua extranjera debe tener en claro, cuál es el propósito de ello. Si solo es para pasar un examen especial, si se quiere entender cierto vocabulario para hacer tareas, si solamente se quiere realizar una maestría, si quiere ir de viaje durante cierto periodo de tiempo o si es indispensable porque se quiere ir a vivir a un país en el que dicha lengua es la oficial.
Dependiendo de nuestra meta será el nivel de esfuerzo que le asignemos para lograrla, pues es la fuerza que nos impulsa. Eso está estipulado en la máxima “no hay plazo que no llegue ni fecha que no se cumpla”, dependiendo de nuestra necesidad para lograr esa meta, dependiendo de las otras fuentes que ocupemos para lograr este objetivo, dependiendo de qué tan creativos seamos para buscar información extra al curso… Mayor será el alcance de nuestro objetivo y mayor será el impacto de nuestro aprendizaje.
De tal forma se ha observado que las personas que tienen metas más definidas son aquellas que buscan otras fuentes o medios, como películas, videos en línea, libros, cuentos o revistas en la lengua extranjera meta. Estas personas buscan interacción personal para practicar lo que aprenden, y generalmente son quienes hacen sus tareas de manera de forma habitual, siempre buscan hacer más de lo requerido, además son quienes no se quedan conformes con lo que se les enseña en su curso, sino que siempre buscan saber aún más, y de esa manera estar por encima de los conocimientos promedio de sus academias e instituciones.
Es importante que se tomen en cuenta las responsabilidades diarias con las que cuentan los estudiantes porque dependiendo de cuantas actividades se realicen, dependerá el esfuerzo y el tiempo que le asignen a su aprendizaje de lenguas. Otro factor importantísimo es la actitud con la cual los estudiantes se enfrentan a sus cursos, es importante poner atención a las actitudes que se tienen en el salón de clases y al empeño para hacer las tareas, especialmente si se trata de niños ya que ellos son quienes demuestran mayormente si les agradan los cursos o no.
Por: Leopoldo Baños Luna